El crecimiento es el proceso biológico más característico de la infancia. Se inicia en el momento de la fecundación del óvulo y se extiende hasta que finaliza la maduración de los huesos y se completa el desarrollo sexual, lo que ocurre habitualmente, hacia el final de la segunda década de la vida.
No representa solo un incremento del tamaño del cuerpo, sino que conlleva una maduración progresiva de todos los órganos y sistemas que conduce al individuo a adquirir una capacidad funcional completa.
Cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento individual. Por esto no debemos preocuparnos si vemos a nuestros hijos mas pequeños o más bajitos que sus compañeros, primos o mismos hermanos. El crecimiento es el proceso biológico mas característico de la infancia. En los primeros años de vida ocurre un rápido aumento en la estatura y peso del niño, pero no es un proceso constante.
De una forma muy general, en el proceso normal de crecimiento de un niño se pueden observar tres periodos claramente diferentes en lo que se refiere al ritmo o velocidad de crecimiento (centímetros que se crecen por año):
- Dos periodos de crecimiento muy rápido, uno desde el nacimiento hasta los dos o tres años de vida. Otro en el periodo puberal, coincidiendo con el llamado “estirón” (aceleración del crecimiento característico de la pubertad).
- Un periodo de crecimiento más lento y estable entre los dos periodos de rápido crecimiento.
Este patrón general de crecimiento puede verse modificado o alterado por enfermedades (deficiencias hormonales, enfermedades crónicas) o situaciones anómalas (prematuridad, abandono, falta de cariño), pero también por variaciones individuales completamente normales, como serían entre otras: el sexo, el potencial genético de crecimiento (tallas familiares altas o bajas) o el ritmo madurativo del sujeto (maduradores tempranos o tardíos).
Tomado de: http://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/crecimiento-en-ninos
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